... a huevo hilado


Con esta receta hago mi pequeña aportación para la ventana del 15 del Calendario de Adviento de Wholekitchen. Todavía estáis a tiempo de realizarla para adornar vuestras viandas Navideñas.

Antes que nada, quiero dar las gracias a Silvia (Trotamundos) de Food and Cook, porque sin saberlo y con su propuesta para participar en el Calendario, sacó a este blog de un pequeño letargo estival en el que estaba sumergido y que ya os conté hace un par de recetas. Ha sido un placer formar parte de este proyecto y mis felicitaciones a todos los que hasta ahora han participado por sus magníficas aportaciones.



Mi historia con esta receta es de hace más de 10 años, cuando mi media naranja, que también es cocinillas (aunque ahora menos que antes) se emperejiló en conseguir el reto de hacer huevo hilado. Así que ahí estuve yo, con el reto igualmente, de regalarle el dichoso hilador, que por aquel entonces no era nada fácil de conseguir. De hecho cuando entraba en las tiendas y preguntaba por el aparatito (que yo tampoco tenía muy claro como era), me miraban con cara extraña y me respondían con un ¿que quiere un qué... ? Finalmente creo recordar que lo compré en Alambique, aunque si no me equivoco la tienda estaba ubicada en otra calle de Madrid y no en la actual.  

Actualmente los veo en los escaparates de muchas ferreterías. Los hay de varios tamaños y pueden tener cuatro o cinco patitas-cono y el asa puede ser recta como la imagen de los "ingredientes" o tener forma de tazón como el mío. Cuanto más hondo sea, más yemas podrás meter y ya puestos en faena, mejor hacer cantidad.


TRUCOS:

Para envejecer este primer almíbar, tener una o dos yemas preparadas y echarlas lentamente sobre el almíbar sin el hilador, dejar que se cuajen y retirar. Ahora ya podemos empezar.

Cuanto mayor sea el diámetro de la cazuela, mayor recorrido tendremos para hacer nuestra madeja.

Conviene hacer las espirales despacito para que salga un hilo continuo de yema y no se corte, pues obtendríamos gotas en vez de hebras.

La altura del hilador, la vamos viendo: cuanto más alto esté, más finito sale, pero corremos el riesgo de que se corte la hiladura.

Otra forma de saber si el almíbar está en su punto justo, es que tiene que disolverse fácilmente en el agua. Si al meter una cuchara en el almíbar y después en agua fría no se disuelve sino que se solidifica, es que está demasiado espeso (no sirve) y debemos añadirle un poco de agua y llevar de nuevo a ebullición. Si no lo hacemos, nos quedará un pegote de huevo.

Hay que preparar un bol con agua un poco azucarada para echar el huevo nada más sacarlo del almíbar. Esto evitará que se nos peguen las hebras.

Puede ser útil, tener un palillo de brocheta o una aguja de hacer punto para desatascar algún cono del hilador que se haya obstruido. Yo no lo he necesitado, pero siempre lo tengo a mano por si acaso. Por supuesto tiene que caber por el agujerito del hilador.

Elaboración: (cuesta más escribirlo y leerlo que hacerlo)

Aunque es una receta muy fácil, la complicación radica en dar con el punto óptimo que tiene que tener el almíbar. Voy a intentar describirlo lo mejor posible.

Las Yemas: en primer lugar separamos con mucho cuidado las yemas de las claras, procurando que las yemas queden lo más limpias posible de clara. Es preferible tener tres recipientes: uno para las claras, otro para las yemas y el tercero en el que cascamos el huevo, por si se nos rompe alguna yema.

Una vez tengamos todas las yemas juntas, las rompemos y mezclamos sin batir y las pasamos por un colador, para desprendernos de cualquier membrana o impureza que pudiera quedar. Tapar con un papel film para que no se sequen y reservar.

El Almíbar: en un cazo grande y de poca altura, ponemos el agua junto con el azúcar y lo llevamos a ebullición no demasiado fuerte, moviendo hasta que se disuelva el azúcar. El punto que queremos conseguir con el almíbar es el de un almíbar ligero. Yo tomé la temperatura y marcaba entre 100 y 104ºC, pero lo mejor es probarlo (sin quemarse) en los dedos. Al poner unas gotas entre el pulgar y el índice y frotar los dedos, tenemos que sentir un tacto muy suave, como si fuese aceite o vaselina. Al juntar y separar los dedos, no tiene que hacer hebras. El color debe ser transparente sin caramelizarse, síntoma de que estaría demasiado hecho.

Cuando consigamos este punto suave ponemos el calor al máximo para que el almíbar haga multitud de pompas en la superficie de manera que no se vea el líquido, solo las pompas. Parece espuma. En ese momento nos colocamos el hilador en la palma de la mano, de forma que los agujeros queden totalmente tapados y echamos todas las yemas en el mismo. Si se hace entre dos, resulta más fácil. Lo levantamos sobre el almíbar hirviendo y vamos dejando que caigan los hilillos de yema a una altura de 5 ó 10 cm, haciendo espirales del diámetro de la cazuela y cuando ya tengamos una pequeña madeja nos colocamos el hilador sobre la palma de la mano, para que no se salga el huevo y dejamos que se cuaje el huevo que está sobre el almíbar. Es casi inmediato.

Con una espumadera recogemos las hebras y las echamos en un bol con agua fría (en el que habremos disuelto una o dos cucharadas de azúcar aunque podemos usar solo agua), sacándolas inmediatamente y dejándolas sobre un colador grande para que escurra el agua. Este proceso es importante, porque si no las bañamos en agua, las hebras se pegan entre si y nos quedará un pegote de huevo. Al mojarlas nos quedan sueltas y una vez que escurran ya podemos guardarlas. No conviene que estén a remojo mucho tiempo, pues perderían parte de su azúcar. Sólo sumergir y sacar.  Volver a poner el hilador sobre el almíbar y repetir hasta que se acaben las yemas. Ya tenemos nuestro huevo hilado!!

Tengo que decir que tuve que hacerlo dos veces, pues la primera no recordaba muy bien cual era el punto del almíbar, lo dejé demasiado espeso y el huevo se me quedaba hecho un pegote. También tengo que decir que lo hicimos entre dos, por lo que el proceso resultó mucho más sencillo: el que tiene la mano más grande se encarga del hilador (en mi mano los cinco conos caben por los pelos) y echa el huevo en el almibar y el otro se encarga de sacarlo, echarlo en el bol de agua fría y recogerlo de nuevo para pasarlo al escurridor.

SUGERENCIAS:

El huevo hilado va bien, tanto con carne como con pescado, siempre que guste la mezcla dulce-salado. Podemos preparar:
  • Rollitos de salmón, como los de la foto
  • Rollitos de jamón york o serrano
  • Una pata de jamón asada y caramelizada, acompañada de puré de manzana, la salsa de la carne, el huevo hilado y unas ciruelas pasas y orejones ...
  • Un pavo de navidad, etc...

Fotografías, diseño y montaje del cuadro de ingredientes: Le Papillon Gris, sin la cual este blog no sería lo mismo.

... a bizcocho cuatro cuartos perfecto



Antes de nada, decir que lo de "perfecto", no es porque lo haya hecho yo, nada más lejos!! ni tampoco porque no tenga defectos.

Bizcochos hay a montones. De multitud de sabores y texturas. Y entonces, ¿por qué "cuatro cuartos perfecto"? Bueno, pues porque simplemente, el nombre se lo ha puesto Rose Levy Beranbaum, aunque no a la ligera.

Cuando tuve su libro "La Biblia de los Pasteles" en mis manos, lo primero que me llamó la atención, fue la casi total ausencia de fotografías. Sin embargo una rápida ojeada al contenido, no me hizo dudar ni por un segundo, que pasaría a formar parte de mi biblioteca culinaria.

Seguro que es un libro que muchos de vosotros ya conocéis, pues se escribió hace 25 años. Yo no tenía ni idea de su existencia hasta que lo vi en la tienda. La novedad es que ahora está en español. Es como su nombre indica una auténtica "biblia".


Tengo que decir que cuando dí el primer bocado, lo hice a conciencia, para detectar qué podría tener de especial. Inmediatamente te das cuenta que es diferente. Trataba de degustarlo intentando encontrar una palabra que definiese la espectacular textura de este bizcocho: ¿suave? ¿jugoso? ¿denso y a la vez fino? me falta algo, no sé ...

Ahora que tengo el libro delante y han pasado unos días desde que se acabó, releo la receta y me doy cuenta de que la palabra que mejor lo define como no podía ser menos, está en el libro: sedoso.

"Este bizcocho, no solo tiene una textura melosa y sedosa irresistible, sino también la jugosidad y el sabor a mantequilla de los bizcochos caseros"

Así lo define el libro y creo que solo puedo añadir que lo probéis. Eso sí, solo garantizo el resultado si se siguen las instrucciones al pie de la letra.


"La textura ligera del cuatro cuartos se debe a las burbujas de aire que se producen al batir la grasa con el azúcar y a la levadura. En el método tradicional, la mantequilla y el azúcar se baten hasta hacer pomada antes de añadir los otros ingredientes. La opción que yo he elegido para mis cuatro cuartos es más rápida, más fácil y elimina por completo la posibilidad de que el bizcocho se apelmace por un batido excesivo. Este existe, cierto, pero de forma diferente: los ingredientes sólidos se mezclan con la mantequilla y una mínima cantidad de líquido, que empapan la harina antes de que se añada el resto de ingredientes líquidos"



Elaboración:

Precalentar el horno a 175º

Necesitaremos un molde rectangular de 20x10x6-7 cm de 1 litro de capacidad (el más apropiado) o cualquier molde de cake o de rosca de 1.5 litros, engrasado y enharinado. Si se utiliza un molde de cake, engrasarlo, forrar el fondo con papel vegetal y volver a engrasar y enharinar.

En un cuenco de tamaño mediano mezclar ligeramente la leche, los huevos y la vainillina.

En un cuenco grande poner los ingredientes sólidos y mezclar con la batidora a baja velocidad durante 30 seg. para integrarlos. Añadir la mantequilla y la mitad de la mezcla de huevos. Mezclar a baja velocidad hasta que los ingredientes sólidos se hayan humedecido. Aumentar el batido a velocidad media (máxima en batidoras manuales) durante 1 min. para airear la mezcla y desarrollar la estructura del bizcocho.

Recoger la mezcla que haya subido por los bordes. Añadir el resto del batido de huevos en otras dos veces, batiendo durante 20 seg. después de cada una para mezclar los ingredientes y reforzar la estructura. Recoger los bordes.

Verter la mezcla en el molde ya preparado y alisar la superficie con la espátula. El batido debe llegar casi a 1,30 cm. del borde del molde de 1 litro (si el molde fuera un poco menor, utilizar el exceso de batido para hacer magdalenas). 

Cocer durante 55-65 minutos (35-45 min. si se utiliza un molde de rosca) o hasta que pinchando en el centro salga limpio. Cubrir sin apretar con papel de aluminio a partir de los 30 min. para evitar que se dore demasiado. El bizcocho deberá empezar a separarse de las paredes del molde únicamente cuando haya salido ya del horno.

CONSEJOS PARA TRIUNFAR CON UN CUATRO CUARTOS
  • Los ingredientes deberán mantenerse a una temperatura que ronde la ambiente (18 - 23ºC)
  • Utilizar harina de repostería que no contenga levadura. No utilizar harina de bizcochos con levadura incorporada.
  • Si se utiliza harina normal, asegurarse de que es refinada
  • Utilizar azúcar refinada para conseguir una textura más delicada.
  • Utilizar levadura en polvo reciente, que no tengamos de hace tiempo.
  • Medir o pesar cuidadosamente los ingredientes.
  • Si se utiliza una batidora de mano, batir a la máxima velocidad.
  • Utilizar el tamaño de molde correcto
  • Para conseguir superficies planas y alturas máximas usar tiras Magic-Cake
  • Comprobar la exactitud de la temperatura del horno. Si es necesario introducir dentro un termómetro para tal fin.
  • Respetar los tiempos de cocción; no recocer la masa.
  • Si no lo vamos a consumir reciente, envolver en papel film o congelarlo cuando ya se haya enfriado totalmente.

Fotografías: Le Papillon Gris
Origen de la Receta: La Biblia de los Pasteles de Rose Levy Beranbaum

... a suizos y/o medias noches


Parece que hoy por fin, me ha vuelto el deseo de retomar el blog. Llevaba mucho tiempo sin hacer actualizaciones y sin visitar los vuestros, pues cuando llegaba a casa después del trabajo, ni siquiera sentía deseos de encender el ordenador y no quería hacer visitas sin tener nada nuevo que contar.

No quiero sentir el blog como una obligación sino como algo que hago porque me apetece y cuando me apetece. No quiero sentirme atrapada en la vorágine de tener que publicar una receta diaria o semanal, solo por no perder el ritmo, ni que se convierta en una especie de rutina o competición. Para mi es una forma de tener acceso a mis propias recetas y si además le interesan a alguien, me produce una gran satisfacción.
Simplemente quiero disfrutar de lo que hago y de lo que hacéis los demás y eso supone, por lo menos para mí, que quiero tener el tiempo suficiente para leer a fondo todo lo que hacéis ya que no me gusta dejar comentarios de cumplido, por lo que no siempre puedo llegar a todos, pues no me dan las horas del día. En fin, que necesitaba alejarme.

Y vaya rollo que os he soltado!!, así que lo mejor es que vayamos con la receta.


El motivo que me llevó a hacerla la primera vez, fue como siempre por impulso. Estuve buscando distintos tipos de harina en los supermercados para hacer pan, con distintas proporciones de proteína y compré varios paquetes. Entre ellos me traje uno de la marca Allison y otro de la marca Harimsa. Escudriñando los paquetes en busca de información, me encontré con la receta de cómo preparar bollos suizos o medias noches, en el paquete de Harimsa. Todos los ingredientes estaban en casa y no parecía muy complicado, así que me decidí a probar. Me encantó el resultado.

En mi búsqueda de información sobre pan, consulté el libro de "Pan y Bollería con Thermomix" y de nuevo me tropecé con la receta de suizos y medias noches. Comprobé ambas recetas y además del cambio en las proporciones de los ingredientes, la de thermomix, llevaba huevo y la de harimsa no, así que decidí probar también la de thermomix. 


Las fotos que publico son las de los suizos hechos con la receta de thermomix. ¿Qué cual es mejor? No sabría decirlo. Tendría que tener uno de cada en el mismo momento y probarlos juntos. Tal vez, tenga la impresión, aunque no sé si fue porque fueron los últimos, que quedaron más tiernos los de thermomix, que son los que llevan huevo. En cualquier caso los dos me parecen deliciosos. Bueno los de Harimsa también llevan huevo, pero el huevo no forma parte de la masa, sino que solo se utiliza para abrillantar.


Elaboración con Thermomix:

Poner la leche, el azúcar y la mantequilla en el vaso y programar 2 minutos, 37º, v.2

Agregar la levadura y los huevos, mezclando 5 segundos, v.4

Incorporar la mitad de la harina y mezclar 15 segundos, v.6

Añadir el resto de la harina con la sal y programar 3 minutos, vaso cerrado, velocidad espiga.

Dejar reposar la masa en el vaso hasta que doble el volumen (30 min. aprox.). Volcar la masa sobre la encimera enharinada, darle forma redonda con las manos y cortar porciones de 65 g. aproximadamente si van a ser suizos y de unos 25 g. para las medias noches. Darles forma de bola (es una masa blanda y pegajosa)

Formar los bollos y colocarlos sobre una bandeja de horno forrada con papel de hornear o silpat. Dejar reposar en un lugar templado y libre de corrientes de aire hasta que doblen su volumen (unos 45 min.). Si vamos a hacer suizos, hacer un corte a lo largo con un cuchillo afilado o una cuchilla de greñar pan. Pintar con el huevo batido y decorar sobre el corte con azúcar humedecida. 

Precalentar el horno a 250º. Cuando los suizos hayan doblado su tamaño, hornear 7 minutos. La cocción debe ser rápida para conseguir que queden tiernos.

Si hemos elegido medias noches, podemos pintarlas simplemente con huevo batido y también podemos adornarlas con semillas de amapola o de sésamo. Hornearlas 5 min. a 250º.



Ingredientes de los suizos o medias noches, según receta de "Harimsa" (creo recordar que yo hice la mitad de las cantidades, pero aquí reproduzco la receta tal cual viene en el paquete)

  • 600 g. de harina de trigo especial fuerza Harimsa
  • 40 g. de levadura fresca de panadería ó 30 g. de levadura natural seca
  • 150 cc de agua
  • 100 cc de leche
  • 100 g. de mantequilla en pomada
  • 100 g. de azúcar
  • una pizca de sal
  • para decorar: azúcar humedecida con agua y un huevo batido para dar brillo
Preparación, según Harimsa:

Mezclar la levadura con la harina.

Batir aparte la leche, el agua, el azúcar y la mantequilla. Añadir la sal y 300 g. de harina y amasar bien (15 segundos en máquina ó 1 minuto a mano).

Añadir los 300 g. de harina restantes y amasar de nuevo (3 minutos en máquina ó 5 minutos a mano).

Dividir la masa en pequeños bollos de unos 50 g. cada uno, colocándolos en una bandeja engrasada con aceite o con una lámina de papel de hornear o silpat.

Hacer un corte central a los bollos con una cuchilla bien afilada, espolvorear con el azúcar humedecido y pintar con el huevo batido. (Yo personalmente, prefiero hacer esto en el último momento, justo antes de meterlos en el horno, sin embargo lo reproduzco tal y como viene en el paquete).

Dejar reposar los bollos en un lugar templado y sin corriente de aire, hasta que doblen su volumen (2 h. aprox.). Introducir en el horno precalentado a 180º y cocer unos 15 min. hasta que estén dorados.



Mi experiencia:

Como ya he dicho, aunque las dos me parecieron buenísimas, creo recordar que quedaron más tiernos los de thermomix y creo que efectivamente puede deberse a la mayor temperatura del horno y el menor tiempo de horneado.

Lo que si puedo asegurar en ambos casos es que se hacen muy fácilmente y en un pis pas.

Fotografías: Le Papillon Gris
Orígen de las recetas: Thermomix y Harimsa

... a tiramisú con crema de whisky


Sí, ya lo sé. Esta receta la conoce todo el mundo. No es nada nuevo, pero aunque parezca mentira, yo no sólo no la había hecho nunca, sino que tampoco la había probado!

Como ya he dicho en alguna ocasión, soy más de té que de café y aunque por las mañanas salgo a tomar un café, no es algo que me apasione. 

Aunque este es un postre muy solicitado en muchos restaurantes, por el motivo expuesto anteriormente, yo siempre prefiero pedir algo que no lleve café.

Pero mira por donde que hace poco estaba echando un vistazo a mi última adquisición: el libro de "La cocina de Nigella Lawson", cuando me topé con esta receta (bueno en estos momentos ya no es la última, no lo puedo evitar). Como soy poco de planificar, repasé los ingredientes y casualmente los tenía todos. Además tenía familia a comer el domingo, por lo que podía experimentar con ellos sin arriesgar demasiado.


Total, a los demás sí que les gusta el café y además el mascarpone que tenía en la nevera, estaba en fecha límite. Todo parecía indicar que tenía que hacerla, sí o sí. Bueno, ahora que recuerdo, sí que tuve que comprar algo: los bizcochos de soletilla, que aunque tengo una receta estupenda para hacerlos (procedente de uno de vuestros maravillosos blogs) no era cuestión de experimentar dos recetas nuevas al mismo tiempo.



Elaboración:

Preparar un café con 350 ml. de agua y 9 cucharaditas de café instantáneo en polvo. Esto es un poco al gusto, dependiendo de la intensidad de sabor que queramos dar. Yo lo hice suave. Por supuesto, también podemos preparar los 350 ml. de café expreso con una de esas estupendas maquinitas de cápsulas o con tu cafetera tradicional. Como siempre, cuanto mejor sea la calidad del ingrediente, mejor será el resultado final.

Mezclar el café con 175 ml. de Baileys en un bol poco profundo y reservar los 75 ml. restantes

Mojar los bizcochos en ese líquido y dejarlos en remojo por cada lado lo suficiente como para que se humedezcan pero sin empaparse, porque si lo hacemos en exceso, además de romperse, soltarán mucho líquido y pueden estropear el resultado. 

Cubrir el fondo de una fuente de cristal cuadrada de 22 cm. con una capa de bizcochos. Yo creo que utilicé un molde cuadrado de unos 20 cm.

Separar las yemas de las claras, pero quedándonos con una de las claras. Batir las dos yemas junto con el azúcar hasta que quede una mezcla espesa de un color amarillo más pálido. A continuación agregar los 75 ml. restantes de Baileys y el mascarpone, para obtener una mezcla con consistencia de mouse.

Batir una de las claras de huevo que habíamos reservado a punto de nieve: como es una cantidad muy pequeña, se puede hacer a mano. Cuando esté lista añadirla a la mezcla de Baileys y mascarpone y echar la mitad de esta crema por encima de los bizcochos.

Volver a poner otra capa de bizcochos remojados y seguidamente cubrir con el resto de la crema.

Tapar la fuente con papel film y dejarlo toda la noche en el frigorífico. Cuando estés a punto de servirla, espolvorear la parte superior del tiramisú con el cacao en polvo, pasándolo por un colador fino y listo.


Tengo que decir, que a pesar de que el café y yo no somos grandes amigos, me pareció deliciosa y a los demás les encantó por lo suave que resulta de sabor y por su textura que se deshace literalmente en la boca. Pienso repetirla, eso sí mejorando la presentación, que puede ser mucho mejor.

Mi experiencia personal al hacerla:

Como mi molde era algo más pequeño, puse tres capas de bizcocho y tres de crema. No es fácil desmoldarlo, pues queda muy blandito. Si se va a sacar conviene que el molde tenga la base suelta y forrar los laterales con papel vegetal o lo que se os ocurra.

En mi opinión se queda un poco corta en cuanto a cantidad de crema de mascarpone y sin embargo, si mal no recuerdo me sobraron bizcochos. Eché de menos no tener un poco más de crema.

Por lo demás es perfecto, muy fácil y rápido de hacer. No necesitas calentar ingredientes, ni encender el horno. No resulta nada empalagosa y es un final de comida muy bien recibido. Ahora entiendo por qué es un postre tan solicitado.


Queda precioso en copas anchas individuales o en pequeños recipientes bajos, de cristal.

Fotografías: "Le Papillon Gris"
Origen de la receta: "La cocina de Nigella Lawson: comida rápida saludable"

... a empanada de bacalao con pasas y piñones



Después de dedicarme intensamente a quitar las infinitas telarañas que se han producido este verano en mi cocina, tras mes y pico de inactividad, regreso con esta deliciosa empanada de bacalao con pasas y piñones.

No concibo una buena empanada que no tenga una buena masa y por supuesto para mi una buena masa de empanada no puede ser de hojaldre. Lo cual no quita que no se hagan unos riquísimos pasteles de hojaldre como el pastel de puerros que ya publiqué anteriormente y aunque de aspecto puede resultar parecido yo nunca lo llamaría empanada. 



Será porque soy medio gallega y desde pequeña he tomado las exquisitas empanadas que se preparan por sus maravillosas tierras y también porque siempre he visto preparar su masa con manteca de cerdo.

Recuerdo cuando hace años, mi suegra me pidió que amasara a mano la masa de su deliciosa empanada de atún y las arcadas que me dieron cuando metí las manos en el bol con la harina y la manteca y empecé a estrujar aquello y a escuchar los chapoteos escurridizos de aquella resbalosa mezcla.

Supongo que la manteca (yo siempre uso la de cerdo ibérico), podría sustituirse por mantequilla, pero ya no sería lo mismo. La manteca le imprime una textura especial y no le aporta ningún sabor como la mantequilla.

En cuanto al relleno, me gusta la mezcla salado-dulce que le aportan las pasas al bacalao y los piñones son un añadido más que hacen en su conjunto, un relleno francamente delicioso.

Yo prefiero preparar el relleno con antelación, puesto que debe ponerse frío y además si se hace la víspera, damos tiempo a que cada ingrediente suelte su jugo, se integre con los demás e intensifique el sabor final.



Elaboración:

Del relleno:

Rehogar en aceite a fuego suave, la cebolla y los pimientos cortados en juliana, con una pizca de sal. Cuando estén blandos, añadir el bacalao desaladado, previamente desmigado y las pasas. Dar un hervor. Finalmente agregar los piñones y reservar.


De la masa:

La elaboración y los ingredientes de la masa, son básicamente los que vienen en el libro de la thermomix y por supuesto se puede hacer sin ella.

* Un truquillo que puede mejorar el sabor de la masa y que yo utilizo es sustituir los 50 gr. de aceite de oliva por 50 gr. del aceite resultante de preparar el sofrito. No solo le aporta color a la masa sino un suave gusto al relleno que contiene.

Poner en el vaso el agua, el aceite*, el vino, la manteca de cerdo y la sal. Programar 1 minuto, 37º, v.2.

Añadir 1 huevo y la levadura y mezclar unos 5 segundos en v.4.

Incorporar la harina, mezclar 15 segundos en v.6 y a continuación 2 minutos en v. espiga.



Dividir la masa en dos, excepto un trocito pequeño por si queremos hacer algún adorno. Estirar una de las partes muy fina con el rodillo y forrar con ella un molde rectangular o poner la lámina sobre la misma bandeja del horno, engrasada con aceite o sobre papel de hornear. Esta será la base de nuestra empanada.

Colocar por encima el relleno frío que tenemos reservado y que habremos escurrido previamente, cubriendo toda la superficie excepto un par de centímetros de los bordes  que dejaremos sin cubrir.

Estirar la otra mitad de la masa y colocar por encima, de manera que quede totalmente cubierta. Para sellar los bordes, yo cojo la masa entre el pulgar y el índice de manera que el pulgar quede en la parte de abajo con la uña hacia la bandeja y el índice en la parte superior y doy un pellizco que retuerzo de manera que el pulgar quede arriba y el índice abajo. Así por todo el borde de la empanada.

Finalmente con el trocito reservado hacer los adornos que queramos. Batir el huevo restante y pincelar bien toda la empanada. Esto le dará brillo y color al cocerse y con un tenedor hacer agujeritos sobre la superficie para que pueda soltar el vapor y no se hinche.

Introducir en el horno precalentado a 200º durante 30 minutos aproximadamente.


Fotografías por Le Papillon Gris

... a pastas de té



El horno en esta época es un infierno y yo, cual luciérnaga hipnotizada por la luz, me caigo de cabeza en él, porque de repente, me entran ganas de hacer algo dulce y me acuerdo que tengo un aparatito metido en el armario, muerto de risa y sin estrenar, que me traje de Londres por capricho, como muchos otros y que para más inri, cuando llegué a casa y lo fui a guardar, me encontré con que ya tenía otro igual, que no recuerdo haber comprado o si alguien me lo dio (es de una marca alemana desconocida para mí, y el caso es que tiene una etiqueta amarillenta, con el precio en pesetas, de unos grandes almacenes, así que ya ha llovido...) y que aunque es un poco más antiguo, sirve exactamente para lo mismo. Claro que con lo que tardo en estrenarlo, no me extraña que me sucedan estas cosas. Qué desastre!!


Acabo de ver con horror, por las fotos, que estuve en Londres en el verano de 2008, por lo que lleva en el fondo del armario 3 años!! Bueno, al grano, se trata como algunos ya habréis adivinado de una prensa para hacer galletitas o pastas. Cuál fue mi sorpresa cuando al sacar el más nuevo del armario, descubro que es de la marca "Wilton". Por supuesto cuando lo compré, no había oído hablar de Wilton, ni del método, ni de la cantidad de accesorios de decoración de tartas, ingredientes, etc. Simplemente vi la caja, las fotos de las pastitas y dije: que mono!!, ala para la colección...

El caso es que dudaba que me fuera a salir algo decente de ahí, así que me puse a buscar y me encontré, cómo no, con las galletas de pistola de Kanela y Limón (enlace al final). Tiene un paso a paso con fotos fantástico. El blog de Cristina, es una maravilla. Hace unas tartas deliciosas y con una presentación impecable. Yo he hecho una de ellas, que publicaré algún año de estos, cuando consiga sacarle alguna foto y no sólo es preciosa, sino que está buenísima.

Me reí un montón con su narración y desde luego seguí sus indicaciones al pié de la letra, pues la primera vez soy muy disciplinada y este ha sido el resultado. 


Tengo que decir que me lo pasé bomba, pues en cuanto le cogí el truquillo a la pistolita, las pastas salían a toda velocidad, cambiaba el disco y ala, otra tanda. Al principio, cuando vi los ingredientes, me pareció mucha cantidad, pero cuando descubrí lo divertido que era y lo rápido que se hacen, me pareció poca. Salen un montón. No sabría decir cuántas, pero yo hacía 10 de cada modelo y son 12 discos para pastas normales y 4 para pastitas mini. Es decir, más de 100. 


Respecto a los ingredientes, es importante tener en cuenta que la mantequilla tiene que estar a TEMPERATURA AMBIENTE, es decir, no vale ablandarla en ninguna fuente de calor, ni microondas, ni calefacción (cualquiera la pone ahora!!), ni al sol. Hay que sacarla con antelación y dejar que se ablande por si misma con la temperatura de la habitación. Si se te ha olvidado, para acelerar el proceso, puedes partirla en trocitos pequeños, como los de la imagen de ingredientes y así se ablandará mucho antes.

Tendremos preparado un cuenco, donde habremos tamizado la harina, con la levadura y la sal.

Elaboración:

Batir la mantequilla con el azúcar hasta que consigamos una textura cremosa y blanquecina. En este punto añadir los 20 gr. de leche (unas dos cucharadas) y el extracto puro de vainilla líquido (una cucharada). Continuar batiendo hasta que se integre. Incorporar el huevo y batir hasta mezclar bien.

En este punto y sin dejar de batir, iremos incorporando la harina (tamizada con la levadura y la sal) poco a poco. Cuando nos queden por incorporar una o dos cucharadas, veremos como ya se despega perfectamente de las paredes del vaso. Terminar de integrar y listo. La masa queda con una textura ligera pero compacta y no se pega nada en las manos.

Ahora viene el punto que más nos puede preocupar, pero es realmente fácil. Además, si una no sale bien, la echas de nuevo a la masa y listo.

La prensa es un cilindro con un émbolo en la parte superior y un gatillo lateral (al menos la mía). La masa se carga por abajo, es decir por donde van a salir las galletas y para ello, hay que girar el émbolo, que tiene forma de lágrima, de manera que quede la punta en sentido contrario al gatillo que las dispara, para que pueda subir fácilmente al introducir la masa. La de Wilton, tiene el cilindro transparente, por lo que se ve muy bien el contenido, tanto al llenarla, como cuando se va vaciando.

Una vez llena, colocas el disco que quieras en el tapón inferior, lo enroscas, giras el émbolo, de manera que el pico de la lágrima quede en el mismo sentido que el gatillo y a disparar.



Importante antes de hacerlo:

  • No hay que engrasar la bandeja. Si lo hacemos, la masa no se agarrará a la bandeja y se quedará pegada en la prensa, por lo que no saldrán bien. Colocarlas sobre una lámina de silicona para hornear o directamente en la bandeja. Se desprenden perfectamente y apenas se ensucia. Tampoco funciona bien el papel de hornear (al menos a mí). Tiene poco peso y no se sujeta en la bandeja cuando levantas la prensa o pistola.
  • La prensa se coloca vertical totalmente apoyada sobre la bandeja. Presionamos el gatillo, esperamos un segundito y la levantamos con un movimiento rápido. En cuanto a si soltar el gatillo antes de levantarla o cuando ya lo hayamos hecho, funciona de las dos maneras. Como resulte más cómodo.

Y aquí empieza la diversión!! 

La primera la haces tímidamente y te sale una cosa muy mona y chiquitita. Sonríes y te empiezas a animar. 

La segunda, la disparas con más decisión y resulta más grande que la anterior, por lo que coges la primera y ala, al bol con el resto de la masa para repetir, que la segunda es mucho más mona.

Y de repente, te remangas y te conviertes en el pistolero más rápido del oeste. Una y otra y otra ..., se gasta la masa, pongo más, cambio el disco y alucino con las distintas formas que van saliendo y en un plis plas, te has quedado sin masa, no tienes bandejas suficientes, el calor de la cocina empieza a ser agobiante, pero ... son tan lindas y tan fáciles, que decides que vas a volver al infierno, mucho más a menudo de lo aconsejable en esta época y encima, están francamente buenas. Se pueden adornar con grageas de chocolate o lo que se te ocurra o sin nada también quedan genial.

Truco: mientras se esté horneando una bandeja, mete las que ya estén preparadas para hornear en la nevera, de este modo evitas que se deformen con el calor ambiente.

Por cierto, horno precalentado a 170º,  bandeja en el medio, calor arriba y abajo y unos 12 minutos al principio y unos 10 minutos cuando estés con las últimas bandejas. En cualquier caso como cada horno pertenece a distinto infierno, estar pendiente y en cuanto se empiecen a dorar por el borde, sacar del horno, esperar uno o dos minutitos y enfriar en una rejilla.

Gracias Cristina por tu estupenda receta!! Podéis ver su magnífico paso a paso aquí.


Fotografías por Le Papillon Gris

... a charlota de queso




Este pastel de queso es muy fácil de hacer, tanto si tienes pan del día anterior, como fresco. Está muy bueno recién hecho y también al día siguiente si lo calientas 1 minutito en el microondas. 

Las cantidades son para cuatro personas y yo utilicé una fuente de pirex de tamaño medio, por lo que tuve que variar un poco la cantidad de los ingredientes, que debían estar pensados para una fuente más pequeña, por lo que en función del tamaño de la fuente, habrá que modificar la cantidad de ingredientes líquidos, para que empape el pan.


Elaboración:

Untar con mantequilla un molde bajo de tamaño medio y cubrir el fondo y las paredes con rebanadas finas de pan.

En un cuenco batir los huevos, añadir la nata líquida y mezclar. Yo he utilizado nata ligera de cocinar y huevos grandes. Calcular a ojo si la mezcla resulta suficiente para llenar el molde de manera que el pan quede cubierto. Si fuese necesario podemos añadir otro huevo y un poco más de nata. A continuación incorporar el queso rallado, la sal, abundante pimienta recién molida (aunque eches bastante, el pastel no va a resultar picante) y el diente de ajo muy picadito. Mezclar bien con una cuchara. Finalmente añadimos la cucharada de harina.


Una vez listo, llenamos el molde con esta preparación. Cubrimos con más rebanadas de pan finas la parte superior (no hace falta llenarlo por completo) y colocamos por encima algunos trocitos de mantequilla.

Ponemos el molde en el horno a unos 170º grados y lo dejamos cocer entre 20 y 30 minutos. Si vemos que se dora en exceso, cubrimos con papel de aluminio.

Servir templado.



Receta obtenida del libro "Repostería Casera" de TIKAL



... a pimientos del piquillo rellenos de bacalao


Después de dos semanas de ausencia, en vuestros blogs y en el mío, vuelvo con esta receta, yo diría que uno de los platos que más nos pueden gustar en casa. Desde que mi tío Antonio, nos la hizo unas navidades, ya no podemos vivir sin ella.

Decir, que son los pimientos más deliciosos que he probado nunca. Tanto, que no los pido en ningún restaurante, porque las pocas veces que lo he hecho, me han decepcionado profundamente. No tienen bechamel por lo que no resultan nada pesados. Congelan maravillosamente bien, por eso merece la pena hacer para un regimiento, porque incluso congelados, desaparecen visto y no visto.

¡ATENCIÓN, tienen efectos secundarios graves! Pueden provocar enfrentamientos familiares, discusiones sobre quién se ha comido más y visitas a escondidas a la nevera a altas horas de la madrugada ...

Hagas los que hagas, siempre serán insuficientes, pero vayamos ya con la receta ...



Elaboración:

Picar en trozos pequeños, las cebollas y los pimientos verdes. También muy menuditos, los ajos y el perejil y reservar.

Desmigar el bacalao, una vez desalado durante 36 horas, cambiando el agua 3/4 veces y manteniéndolo en el frigorífico. Probar el punto de sal. No debe quedar absolutamente soso. Es preferible que mantenga un poquito de sabor.

Disponer una cazuela lo suficientemente grande para que contenga todo el relleno. Rociar la base con el aceite y calentar a fuego suave.

Echar el picado de cebolla, pimientos y la cuarta parte de los ajos picados. Todo ello se tiene que pochar con paciencia, hasta que la cebolla quede transparente.

Mientras esto se va haciendo, vamos abriendo los botes de pimientos. Yo he encontrado "EL LATÓN". Sí, digo "el latón" porque contiene de 80 a 100 pimientos del piquillo y son de una calidad excepcional. Ni uno solo está roto. Son de la marca EMPERATRIZ, especial para hostelería. Pueden parecer muchos, pero cuando te pones a hacerlos, te da casi el mismo trabajo hacer unos pocos más y merece la pena.

Aquellos que estén rotos (como ya he dicho, en mi caso ninguno!) o veamos que se ven más débiles (5 ó 6) los hacemos tiritas finas y se mezclan con el resto de los ajos picados. Reservar.

Cuando la cebolla esté en su punto, añadimos las migas de bacalao, unas cucharadas de tomate frito, lo justo para dar algo de color y los ajos mezclados con las tiras de pimiento. Rehogamos durante 6 ó 7 minutos sin dejar de mover y ¡ya está preparado el relleno! ¿fácil no? Probar el punto de sal.

En una cazuela más bien baja, ponemos una base de tomate frito (si es casero, el resultado puede ser insuperable), es decir unos 3 ó 4 milímetros de profundidad. Cogemos un pimiento en una mano y con ayuda de una cuchara, mejor si es un poco picuda, los vamos rellenando y los colocamos en la cazuela que tiene la base de tomate, bien juntitos. Cuando terminemos (puede que necesitemos más de una cazuela, pues no hay que apilarlos), cubrimos la superficie con tomate frito, el caldito que queda en la lata de los pimientos y si estuviese muy espeso, podemos añadir un poquito de agua.

Lo ponemos a fuego lento, ojo LENTO, moviendo en vaivén de vez en cuando para que el bacalao suelte su gelatina. Mucho cuidado, porque este es el momento en el que se pueden agarrar. Cuando en la superficie aparece un poquito el aceite, ya están listos. Éste es el momento de poner el perejil fresco picadito, espolvoreándolo por la superficie.

Si tienes suerte, podrás hacer una foto y si no hay nadie merodeando por la cocina, podrás congelar unos pocos para disfrutarlos otro día.



Espero que os hayan gustado. La elaboración no tiene ninguna complicación, simplemente hay que echarle un ratito, pero el resultado merece mucho la pena.



... a tortilla de patatas chips


Efectivamente, habéis leído bien. Tortilla de patatas chips, es decir, de bolsa. Supongo que a los más puristas les puede parecer una aberración, pero tal vez si os cuento que según parece, se originó en la cocina de El Bulli, cambiéis de opinión.

Dicen que al parecer, al llegar la noche y finalizar el trabajo, ya nadie tenía ganas de ponerse a pelar patatas y hacer una tortilla para cenar. Así que a uno de los cocineros se le ocurrió la idea de utilizar patatas chips y de este modo surgió la receta que Adriá dio a conocer a todo el mundo.



Es posible que muchos conozcáis esta receta. Yo me la encontré por casualidad cuando miraba el libro de "Los fogones de José Andrés" y me llamó tanto la atención que me dije: ¡esto tengo que probarlo!

Por supuesto nuestra tortilla, la de siempre, es insuperable, pero he de decir que ésta me ha sorprendido muy gratamente. No me esperaba que saliera tan buena. Además en un tiempo récord. En menos de 10 minutos, tienes una tortilla impresionante que puede sacarte de más de un apuro. Y puedo garantizar que es mucho mejor que alguna de las tortillas que he probado en muchos bares.

¿Más ventajas?, pues que apenas consumes aceite, que no pringas nada la cocina, que no puede ser más barata ..., eso sí lleva bastantes huevos, puesto que hay que darle la oportunidad a las patatas de hidratarse de nuevo. Para los estudiantes que están fuera de casa y tienen poco presupuesto o se alquilan un apartamento para unas vacaciones, o para esos días que no te apetece hacer nada, porque estás cansado, es ideal. De verdad, la recomiendo.


Elaboración:

Cascar seis huevos (en mi caso de tamaño mediano) en un bol, batir ligeramente, sólo hasta romper las yemas y poco más y añadir las patatas fritas de bolsa.

Mezclar las patatas con el huevo y romperlas hasta que se integren totalmente.

Dejar que las patatas absorban parte del huevo, de forma que vayan recuperando su textura original (aproximadamente 5 minutos). Mientras la mezcla se va asentando, calentar 2 cucharadas de aceite de oliva a fuego medio, en una sartén de tamaño mediano.

Batir el último huevo muy poco e incorporarlo a la mezcla si fuese necesario. Añadir sal y si queremos la cebolla frita de lata. En mi caso podría haber prescindido de este último huevo.

La cebolla de lata es un añadido respecto a la receta original, para los que nos gusta la tortilla de cebolla. La idea me la dio Elvira, una compañera mía del trabajo. En mi casó usé la de la marca Hida, como la que os pongo en la imagen de los ingredientes.

Echar la mezcla a la sartén y cocinar como una tortilla normal. Cuajarla más o menos en función de nuestro gusto.


Espero que os haya gustado y os sorprenda como a mí!!

... a sopa fría de tomate con queso de cabra



Ahora que ha empezado el buen tiempo, os propongo esta sopa fría de tomate, una receta fácil, riquísima y muy vistosa si tienes invitados. Es un primer plato muy refrescante y se puede tomar tanto para la comida como para la cena.

Esta receta está hecha en la Thermomix, pero en cuanto veáis la elaboración os daréis cuenta que se puede hacer perfectamente sin ella.



Elaboración:

Introducimos el queso de cabra troceado y la nata en el vaso. Programamos 5 min., 80º, velocidad 3. Si no tenemos thermomix, poner en un cazo el queso con la nata, lo calentamos sin que llegue a hervir y lo mezclamos bien con una batidora.  Mientras hidratamos la gelatina en agua fría. No he puesto la cantidad de gelatina, porque yo recomiendo seguir las instrucciones del paquete. La receta original especifica una lámina, pero yo lo he probado y no se solidifica en absoluto. Normalmente los paquetes recomiendan de 5 a 6 hojas para 500 gr. Yo puse 5.

Cuando pare el tiempo agregamos la gelatina escurrida al vaso, lo mezclamos 10 seg, velocidad 3 y lo vertemos en un recipiente rectangular o en moldes individuales. Lo dejamos enfriar en la nevera hasta que se solidifique.

Lavamos los tomates y los cortamos en trozos. Los introducimos en el vaso junto con la albahaca y una cucharadita de sal o al gusto. En este paso la receta original, también incorpora el aceite, pero yo prefiero no hacerlo, porque al batirlo con el tomate, se emulsiona y la crema queda de color anaranjado, en vez de rojo intenso. Programamos 3 min, sin temperatura a velocidad 5-7-9 progresivamente, hasta que quede una crema fina.

Dependiendo del tipo de tomate, puede quedar más o menos espesa. Si vemos que queda demasiado espesa añadimos un poco de agua hasta obtener la textura deseada. En este momento es cuando yo añado el aceite y simplemente lo movemos a velocidad baja, sin batir. Podría ser la v. 3. Reservar en el frigorífico.

Yo lo hago la víspera, para que la crema de queso esté suficientemente firme y el tomate bien fresquito.


Presentación:

Poner la crema en un plato o recipiente que nos guste. Colocar encima los trozos o trozo de la gelatina de queso de cabra. Cortar en trocitos un poco de cebollino y espolvorear por el plato y enrollar una lonchita de ibérico y colocar sobre el queso. Añadir un chorrito de aceite de oliva virgen extra y a disfrutarlo!!

También podemos picar menudito un tomate y poner los trocitos junto con el cebollino.

Receta extraída del libro "100 nuevas recetas para Thermomix"
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