... a charlota de queso




Este pastel de queso es muy fácil de hacer, tanto si tienes pan del día anterior, como fresco. Está muy bueno recién hecho y también al día siguiente si lo calientas 1 minutito en el microondas. 

Las cantidades son para cuatro personas y yo utilicé una fuente de pirex de tamaño medio, por lo que tuve que variar un poco la cantidad de los ingredientes, que debían estar pensados para una fuente más pequeña, por lo que en función del tamaño de la fuente, habrá que modificar la cantidad de ingredientes líquidos, para que empape el pan.


Elaboración:

Untar con mantequilla un molde bajo de tamaño medio y cubrir el fondo y las paredes con rebanadas finas de pan.

En un cuenco batir los huevos, añadir la nata líquida y mezclar. Yo he utilizado nata ligera de cocinar y huevos grandes. Calcular a ojo si la mezcla resulta suficiente para llenar el molde de manera que el pan quede cubierto. Si fuese necesario podemos añadir otro huevo y un poco más de nata. A continuación incorporar el queso rallado, la sal, abundante pimienta recién molida (aunque eches bastante, el pastel no va a resultar picante) y el diente de ajo muy picadito. Mezclar bien con una cuchara. Finalmente añadimos la cucharada de harina.


Una vez listo, llenamos el molde con esta preparación. Cubrimos con más rebanadas de pan finas la parte superior (no hace falta llenarlo por completo) y colocamos por encima algunos trocitos de mantequilla.

Ponemos el molde en el horno a unos 170º grados y lo dejamos cocer entre 20 y 30 minutos. Si vemos que se dora en exceso, cubrimos con papel de aluminio.

Servir templado.



Receta obtenida del libro "Repostería Casera" de TIKAL



... a pimientos del piquillo rellenos de bacalao


Después de dos semanas de ausencia, en vuestros blogs y en el mío, vuelvo con esta receta, yo diría que uno de los platos que más nos pueden gustar en casa. Desde que mi tío Antonio, nos la hizo unas navidades, ya no podemos vivir sin ella.

Decir, que son los pimientos más deliciosos que he probado nunca. Tanto, que no los pido en ningún restaurante, porque las pocas veces que lo he hecho, me han decepcionado profundamente. No tienen bechamel por lo que no resultan nada pesados. Congelan maravillosamente bien, por eso merece la pena hacer para un regimiento, porque incluso congelados, desaparecen visto y no visto.

¡ATENCIÓN, tienen efectos secundarios graves! Pueden provocar enfrentamientos familiares, discusiones sobre quién se ha comido más y visitas a escondidas a la nevera a altas horas de la madrugada ...

Hagas los que hagas, siempre serán insuficientes, pero vayamos ya con la receta ...



Elaboración:

Picar en trozos pequeños, las cebollas y los pimientos verdes. También muy menuditos, los ajos y el perejil y reservar.

Desmigar el bacalao, una vez desalado durante 36 horas, cambiando el agua 3/4 veces y manteniéndolo en el frigorífico. Probar el punto de sal. No debe quedar absolutamente soso. Es preferible que mantenga un poquito de sabor.

Disponer una cazuela lo suficientemente grande para que contenga todo el relleno. Rociar la base con el aceite y calentar a fuego suave.

Echar el picado de cebolla, pimientos y la cuarta parte de los ajos picados. Todo ello se tiene que pochar con paciencia, hasta que la cebolla quede transparente.

Mientras esto se va haciendo, vamos abriendo los botes de pimientos. Yo he encontrado "EL LATÓN". Sí, digo "el latón" porque contiene de 80 a 100 pimientos del piquillo y son de una calidad excepcional. Ni uno solo está roto. Son de la marca EMPERATRIZ, especial para hostelería. Pueden parecer muchos, pero cuando te pones a hacerlos, te da casi el mismo trabajo hacer unos pocos más y merece la pena.

Aquellos que estén rotos (como ya he dicho, en mi caso ninguno!) o veamos que se ven más débiles (5 ó 6) los hacemos tiritas finas y se mezclan con el resto de los ajos picados. Reservar.

Cuando la cebolla esté en su punto, añadimos las migas de bacalao, unas cucharadas de tomate frito, lo justo para dar algo de color y los ajos mezclados con las tiras de pimiento. Rehogamos durante 6 ó 7 minutos sin dejar de mover y ¡ya está preparado el relleno! ¿fácil no? Probar el punto de sal.

En una cazuela más bien baja, ponemos una base de tomate frito (si es casero, el resultado puede ser insuperable), es decir unos 3 ó 4 milímetros de profundidad. Cogemos un pimiento en una mano y con ayuda de una cuchara, mejor si es un poco picuda, los vamos rellenando y los colocamos en la cazuela que tiene la base de tomate, bien juntitos. Cuando terminemos (puede que necesitemos más de una cazuela, pues no hay que apilarlos), cubrimos la superficie con tomate frito, el caldito que queda en la lata de los pimientos y si estuviese muy espeso, podemos añadir un poquito de agua.

Lo ponemos a fuego lento, ojo LENTO, moviendo en vaivén de vez en cuando para que el bacalao suelte su gelatina. Mucho cuidado, porque este es el momento en el que se pueden agarrar. Cuando en la superficie aparece un poquito el aceite, ya están listos. Éste es el momento de poner el perejil fresco picadito, espolvoreándolo por la superficie.

Si tienes suerte, podrás hacer una foto y si no hay nadie merodeando por la cocina, podrás congelar unos pocos para disfrutarlos otro día.



Espero que os hayan gustado. La elaboración no tiene ninguna complicación, simplemente hay que echarle un ratito, pero el resultado merece mucho la pena.



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